No soy capaz de concebir una organización EFICIENTE que no tenga en cuenta la percepción que sus CLIENTES tienen de ella

domingo, 30 de mayo de 2010

LA CALIDAD TOTAL COMO FUENTE DE EFICIENCIA


Cuando era pequeñito, es decir, un ignorante en esto del mundo de la Calidad, pensaba que la Calidad era hacer las cosas bien y que la Calidad Total era hacerlas aún mejor, perfectas. No es así. El calificativo de "Total" es extenso y horizontal, o sea, que quiere decir que TODOS los departamentos y funciones están implicados, dentro del ámbito de aplicación de la gestión integrada del sistema de Calidad.

Hoy no quiero aburriros mucho, sólo quiero aprovechar estas líneas para manifestar, sin complejos, que soy de los creyentes en este tipo de gestiones. Pienso que los que creen que esto es burocracia, papeleo o que no sirve para nada útil, muy probablemente con motivos, no han tenido la suerte de conocer una verdadera buena gestión. Hombre, no estoy diciendo que sea condición suficiente, ni siquiera necesaria, para tener una organización que marche bien y que sea rentable, pero sí que es una herramienta de ayuda y que, a igualdad de condiciones, la empresa que lo disfruta tiene más probabilidades de alcanzar la eficiencia.

Hoy en día ya no se lleva eso de los procedimientos, los papeles, los controles de calidad, etc. Todo eso ha sido superado por útiles preventivos y, sobre todo, por un enfoque en PROCESOS, esto es, por centrarse en las actividades reales, que sean objeto de mejora continua. Lo demás deben ser meras consecuencias. Si para ello es necesario documentar ciertas tareas en un procedimiento, pues bueno, así como que la mera certificación oficial (objetivo legítimo de muchos gerentes para mejorar la imagen pública de la empresa,) no sean más que una mera consecuencia de la bondad en la gestión del sistema.

Dicho sistema, por lo tanto, debe estar para servirnos, para hacernos reflexionar, eliminar por ejemplo tareas que no aportan valor, dejar más constancia de nuestro saber hacer particular, reforzar la cultura y los valores de la empresa, mejorar en la gestión de forma continua, ayudando a la innovación o a la mera productividad, desembocando por ello todo en un incremento de la eficacia y, sobre todo, de la eficiencia.

Existen por desgracia otros enfoques, por ejemplo el tipo "llave en mano", que preconizan implantar un sistema ya hecho (en realidad es aplicar modelos y formularios y luego, cuando vienen los auditores, inyectar en vena a la organización la "calidad", con el consiguiente rechazo natural de nuestros colaboradores). Otra visión a mi juicio errónea es la inflacionista, es decir, aquella que "se pasa por el pose", la que excede en métodos y útiles, para justificar las medallitas a los inútiles. Porque señores, esto está para ayudarnos, por lo que debe empezar por adaptarse (y no al revés) a la realidad el negocio y sector en el que operamos, respetando a la organización. Por ello no conviene tampoco complicarse demasiado, hacerlo profundo, pero simple, con utilidad, praxis y solidez. Y para ello, como casi siempre, apoyarse en buenos profesionales marca la diferencia. Inunden de Calidad Total sus empresas, en sentido amplio, desde la estrategia hasta los cubos de la basura. Y mucha suerte

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